Quizás para muchos de ustedes la historia que les voy a contar -resumidamente, claro- es una historia que puede parecer lejana. Si creen eso, es porque la historia del rap y del hip hop para muchos de nosotros es lejana.

Como forma de manifestación contracultural, el hip hop siempre fue marginal. Marginal de las estructuras sociales, marginal, ciertamente, en la industria musical.

Por eso una de las formas más comunes que los artistas hiphop tuvieron en los ochenta en Estados Unidos para comunicarse con otros musicalmente fue a través de mixtapes y presentaciones en vivo. Y esta forma de darse a conocer, como pueden imaginarse, fue evolucionando en la medida en que evolucionaba en paralelo la tecnología. De las viejas cintas magnéticas que recopilaban tracks se pasó gradualmente a CDs compilados para llegar finalmente al intercambio de archivos vía sistemas p2p como Soulseek y sus salas de chat.

Como explica Manuel Almeida, un mixtape es un conjunto de mezclas personales que montan los DJ para darse a conocer en la calle y clubs, y en las que muestran sus gustos musicales, su talento como mezcladores, sus contactos y su capacidad para estar informados de lo último en materia discográfica. En estos ‘mixtapes’, que conservan el ‘tape’ original de cuando comenzaron a grabarse en cintas de casete aunque ahora ya van en CD, se suelen incluir fragmentos de lanzamientos discográficos inéditos, auténticas primicias, junto a nuevos ritmos, las propias aportaciones del DJ y temas ya conocidos. Los ‘mixtapes’ suelen venderse en la calle y con un claro objetivo de promoción para su autor.

La semana recién pasada fue arrestado DJ Drama, una de las figuras más importantes del género mixtape. Sus compilaciones “Gangsta Grillz??? -que pueden ser conseguidas sin mayor esfuerzo en redes p2p- han servido para definir el rap sureño de la última década.

La policía confiscó -entre otras cosas- más de 80.000 discos, sin hacer distinción alguna entre sus famosos compilados y meras copias ilegales con fines de venta al público.

Los mixtapes, como es posible suponer, son prácticas por decirlo de alguna manera irregulares. Si bien legalmente son reproducciones de obras protegidas, el hecho que muchas de estas compilaciones a la larga suponen una promoción muchísimo más importante que las prácticas de promoción comunes de la industria hace que la industria en general haga la vista gorda a quienes realizan el trabajo de antologar música que de otra manera muchas veces quedaría condenada al olvido. Tanto así que hay muchísimos ejemplos de músicos que se han beneficiado directamente a partir de estas compilaciones. Según la nota del NYTimes, la carrera de 50 Cent en gran parte se debe a estos mixtapes.

Les decía en un comienzo que al principio todo esto podría sonar muy lejano. Pero en Chile, suceden cosas muy parecidas.

Mientras hace unos años atrás la única forma de encontrar grupos hiphoperos anglo era a través de vendedores de discos regrabados en Estación Mapocho o en el persa Bio-Bio en Santiago, con la masificación de los sistemas de intercambio de archivos vía internet, los lugares de interacción entre los músicos noveles pasó de los escaparates de vendedores de mixers hasta las salas de chat. No es casual, entonces que algunas bandas de chicos jóvenes como los Colectivo Etereo se conocieran a través de la red de intercambios de Soulseek. Estos chicos tienen clarísimas las ventajas del compartir desde el punto de vista del potencia éxito como músicos.

El tema de fondo entonces, es a quien beneficia legislaciones como la norteamericana que por lo pronto a países como los nuestros nos intentan imponer a fuerza de tratados de libre comercio (con pataleos mediáticos mediante). El discurso público dice que protege a los creadores, a los artistas, para que no se mueran de hambre.

Lo que sucede en la realidad es que músicos como DJ Drama terminan perseguidos por la RIAA porque la legislación no es capaz de distinguir un hecho delictivo contrario a los intereses de los músicos (plagio, reproducciones ilegales comerciales masivas) con formas de compartir la música.

El mismísimo Thurston Moore es quien deja en claro algunas cosas respecto de los intercambios en general.

Una vez más estamos diciendo que las grabaciones caseras (hoy en la forma de ripeo y quemado) están matando la música. Pero no es así: Existe simplemente como una seña de amor verdadero y del ego que implica compartir música con amigos y amores. Intentar controlar el intercambio de música -matando los sitios p2p o los blogs de mp3 o de Bittorrent o cualquier otra tecnología que aparezca en el futuro- es como intentar controlar un asunto del corazón. Nada podrá detenerlo.