Seguimos con nuestras recomendaciones para el festival de cine y documental musical In-Edit Nescafé 2015, que se extiende hasta el 13 de diciembre. Esta nos gustó tanto que la reseñamos dos veces.

El Wigan Casino junto a Twisted Wheel fueron dos de los más famosos de clubes del northern soul entre los años 60s y 70s en el centro norte y norte de Inglaterra. Pero en realidad hubo montones de ellos que las municipalidades fueron cerrando por cierto recelo y desconfianza. ¿Qué podían hacer tantos jóvenes una noche entera sin alcohol? ¿Por qué viajaban de una ciudad a otra con tanto ahínco sólo a bailar?

En la región de Mississippi, Estados Unidos por ejemplo, tuvieron el rock & roll décadas antes, para escapar de la monotonía y tedio de un trabajo terriblemente pagado de la fábrica; contrastado con el desenfreno del baile y la música en vivo los fines de semana. Todas las horas de cansancio estaban dedicadas a la ilusión de lo que serían esas fiestas. Los beats del rock venían de los golpes de la maquinaria, el reloj marcando las eternas horas. Lo mismo el soul nacido en Detroit, en que el paisaje sonoro eran estas fábricas. Este ritmo fue el que llegó a Manchester, Wigan, Sheffield, y otros lugares a través de los mods en Londres a mediados de los 60. Pero en el norte apreciaron más tiempo esta música, este escape, y lo hicieron suyo, tal vez por ser el escenario de lo mismo: ciudades industriales.

La fiesta era la única luz e iba más allá del estilo de música. Este y otros clubs donde se oía northern soul había creado una comunidad: la de los allnighters. La única manera de verse con amigos era esa noche entera entre peleas baile y anfetaminas, y tal vez seguir compartiendo al día siguiente si no se tomaba el primer tren de vuelta al norte de Escocia o al sur de Inglaterra. También una de las pocas posibilidades de tener los más preciados singles. El intercambio de disco era un must, tener en tu casa el disco que bailaste 3 años seguidos en una fiesta que nunca más ibas a conseguir era el tesoro.

“Si me dijeran que el sábado pasado fue la última noche de Wigan Casino sentiría nostalgia instantánea. Voy a mirar hacia atrás por el resto de mi vida”, dice uno de los socios entrevistado en el documental corto pero maravilloso de Tony Palmer.

 

The Wigan Casino
Tony Palmer (1975, Inglaterra, 28’)
Jueves 10, 21 horas, GAM (junto a All my loving)