Muchos pensaban que lo de anoche en el Teatro Oriente iba a ser una exhibición a lo José González: guitarra de palo a la que le sacase ritmos inexplicablemente. Pero desde los dos primeros compases fue todo distinto.

Con una loopera, pedales y dos teclados perfectamente alineados, Juana hizo lo que quiso. “Sálvase quien Pueda”, que es como el hit que todos pedían, se perdió en la nebulosa de una interpretación perfecta que terminó pasadas las once y media de la noche. Diez cristianesarayas para Juana.

Para mi, y por lejos, lo mejor del año. Y todavía no me explico por qué tanto adulto-joven pelolais se fue temprano. No entendieron nada.

Si usted se aburrió: cuente aquí porqué.

Ah, un recado para Nicole, que estaba anoche: a aprender a pintar en óleo o a buscar nuevos rumbos en centroamérica.