Julia Holter en Chile: Distinción

Martes 11 de octubre 2016
Teatro Nescafé de las Artes – Ciclo Stgo Fusión
Fotos de Rodrigo Ferrari

Julia Holter llegó por primera vez a nuestro país con el recuerdo aún fresco de su álbum Have you in my wilderness (Domino, 2015), disco del año según el equipo de Super 45 y uno de los más sofisticados tratados pop que recuerde la música en los últimos años. Buena parte de las 10 canciones presentes en su reciente largo fueron repasadas por la artista estadounidense en su debut en Santiago, acompañada por un trío de músicos que lograron un punto de encuentro entre el pop barroco y -digamos- cierta afinidad jazz que hizo de canciones como “Feel you” o “Everything boots” un par de piezas para el recuerdo, ampliando su registro y en directo proponiendo una leve distancia con las versiones originales.

La cantante y compositora cuenta entre su repertorio con varios guiños a la experimentación, y lo ha demostrado en placas como Ekstasis (2012), donde sus canciones en medio de profundos reverbs y capas de sonido de todas maneras salen a flote, logrando un equilibrio entre su hechura íntima y la post-producción.

En vivo, ese aspecto un tanto más crudo queda en suspenso, entre breves suspiros y un garbo que transforma todo en un espectáculo alucinado, virtuoso y capaz de avanzar rápidamente gracias a la tensión, siempre presente especialmente en los pasajes instrumentales. “Goddess eyes”, una de las últimas piezas que interpretó la californiana, simboliza muy bien el show que brinda Holter en esta etapa: emoción y rigor en la puesta en escena.

Temas un tanto más extensos como “Vasquez”, permitieron que su ejecución en el teclado estuviera a la altura de su certera y bella voz, en plena forma y a ratos llevada al límite, pese a jamás perder la compostura o salir del canon de cantautora seria, pero al mismo tiempo magnánima con su público. Porque en su set Holter no olvidó su veta áspera (“So Lillies”, de su inaugural disco Tragedy estuvo ahí), y tampoco omitió sus más definitivos guiños al pop con la disfrutable “Sea calls me home”, que tras una breve pausa marcó la despedida de la cantante y su banda del escenario, aunque podría haberse quedado un rato más, un buen rato más.

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