James Murphy se encargó de recordarlo en más de una ocasión: el de ayer era el último show de la última gira internacional de LCD Soundsystem. Los motivos, publicados por Murphy en el sitio oficial de LCD Soundystem algunos días atrás, apuntaban al deseo de Murphy y compañía de pasar más tiempo con sus familias, amigos y, por supuesto, produciendo. También dejaba entrever que a su edad (el neoyorquino superó la cuarentena algún tiempo atrás) las giras y los shows significaban un desgaste físico del que era cada vez más difícil reponerse. No había dudas de eso. Murphy no llegó en su mejor forma y, tras una fulminante “Movement”, su voz perdió potencia y brillo. Sin embargo, los rumores decían que este evidente cansancio se debía, principalmente, a que los neoyorquinos habían pasado dos días de fiesta desenfrenada en Brasil.

Yeah, I’m losing my edge.

Pero nada de eso importó. No demasiado.

I’m losing my edge.

Pero partamos por el principio. Más allá de los problemas de saturación en el volumen, Matanza (el dúo de DJs Mátenlo en formato banda) lograron calentar el ambiente con una interesante mezcla de house, techno, música andina y hip-hop. A pesar de que en los momentos más pachamámicos, la agrupación chilena perdía fuerza (“demasiada zampoña”, dijo alguien por ahí), cuando estos desarrollaban el componente étnico de su propuesta de mejor forma (sin importar tanto “el fondo” y alejados de los clichés folclóricos), dejaban en claro que Matanza están para cosas grandes.

I hear you’re buying a synthesizer and an arpeggiator and are throwing your computer out the window because you want to make something real.

Con “I’m not in love” de 10cc, LCD Soundystem salió al escenario. Y de ahí en adelante, los prejuicios sostenidos por quien escribe a lo largo de varios años, se fueron al carajo. Arrolladores y ruidosos, los neoyorquinos fueron una máquina de ritmo que, al menos durante la primera hora, no perdió fuerza. Colaron hit tras hit y el público (¡qué buen público!) respondía coreando, gritando, aplaudiendo, alzando las manos y, qué no, bailando desenfrenadamente. En las canciones de inspiración más rockera (la mencionada “Daft Punk is playing at my” o “Drunk girls”, por poner ejemplos) parecía un concierto punk: pogos por aquí, pogos por allá y varios heridos aplastados contra las rejas. En aquellas de inspiración más dance (“Yeah”, “Tribulations”, “Get Innocuous!”), el Caupolicán era una rave como las de antaño. Y en las más calmas (“I can change”), “Someone great” y la paródica “New York I love you, but you’re bringing me down”, el público respondió alzando las manos y observando con admiración.

I was the first guy playing Daft Punk to the rock kids. / I played it at CBGB’s. / Everybody thought I was crazy / We all know / I was there.

Que la mencionada “Movement” parezca un calco de cualquier tema de Suicide, poco importa. Que “I can change” recuerde en demasía la trilogía berlinesca de Bowie, pareció ser una anécdota ante la potencia de ella en vivo. Que “Yeah” pueda haber colado perfectamente en un set de A Guy Called Gerald o Phuture, no es algo que debamos considerar en este momento. Si la sección rítmica (hasta 3 percusionistas por canción) recupera cada movimiento del krautrock alemán, no es algo que deba preocupar. Porque aunque a LCD Soundsystem se lo noten todos-y-cada-uno de los trucos escondidos bajo la manga, la sorpresa y el impacto al escucharlos en vivo es como si todas sus influencias las escucharas por primera vez. Ahí está la gracia de Murphy y compañía: se asumen como un vórtice donde todo confluye. El pasado, el presente y parte del futuro.

I’m losing my edge to the Internet seekers who can tell me every member of every good group from 1962 to 1978.

Cuatro postales para el recuerdo:

1) Nancy Whang y Al Doyle (el de Hot Chip) bailando al son de “I can change”.
2) La algarabía general al término de “All of my friends”, con Murphy musitando “Oh, my god” y comentándolo con sus compañeros de banda.
3) Murphy cantando I was there in 1974 at the first Suicide practices in a loft in New York City y tocando los acordes de “Ghost rider” al mismo tiempo.
4) Al inicio de “Losing my edge” (con el público confundido y, por primera vez, en silencio absoluto), un sujeto que se encontraba atrás mío comenta: ¿Ese tema es nuevo? Es igual a “Get Innocuous!”

I’m losing my edge to the art-school Brooklynites in little jackets and borrowed nostalgia for the unremembered eighties

Y sí, yo estuve ahí.

Fotografías: Rodrigo Ferrari