Public Enemy se presenta en Chile este domingo en el Teatro Caupolicán. Excusa suficiente para intentar repasar parte de su legado, una historia que aún tiene capítulos por escribir.

“Public Enemy Nº1”, tema insigne incluido en Yo! bum rush the show, debut oficial de Public Enemy editado en 1987, resume en parte todos los elementos que el grupo defendería en las siguientes dos décadas: líricas incendiarias a cargo de Chuck D, uno de los mejores liricistas que ha dado el rap, producción de otro planeta, cortesía de ese team  imbatible que es el Bomb Squad, ciencia tornamesística con Terminator X y DJ Lord y el desprejuicio necesario personificado en la figura y genio de Flavor Flav, ese tipo que siempre se muestra con un enorme reloj en el pecho.

Coinciden los críticos en que It take a nation of millions to hold us back (1988) es la cumbre del grupo. Sin embargo, su complejidad sería imposible de resolver sin antes escuchar el debut del combo, donde Chuck D, ese MC a medio camino entre el activismo, la literatura y la política, demostró al mundo que estaba hecho para grandes cosas, y además, proponía que la música tenía el poder de cambiar o al menos querer cambiar el mundo.

El hip-hop es una competición, es cierto, pero gracias a grupos como Public Enemy es también una manera de sobreponerse a la adversidad, todo mediante el arte, en este caso el rap, al fin y al cabo la música. Por eso en los convulsos ’80 Flavor Flav y su crew fueron ley, por eso himnos como “Bring the noise”, “Don’t believe the hype” o “Can´t truss it” son parte no sólo del imaginario básico del hip-hop, sino que también tienen un lugar en la historia del rock y la música popular.

Negros, rebeldes, conscientes y talentosos, todo en ellos a mediados de los ’80 inspiraba respeto: desde su imagen que sin duda marcó un hito en el rap, hasta el sonido ensordecedor y apocalíptico de sus beats. No podía ser de otra forma, eran tiempos donde los medios atacaban (¿acaso no lo hacen aún?) y estereotipaban al hip-hop y en medio de profundos problemas raciales. Temas no resueltos, pero que valientemente formaron parte de la aguda crónica (la CNN negra) de la banda.

Insertos este año en una gira de celebración por el vigésimo aniversario del álbum Apocalipse 91 y celebrando “Bring The Noize”, ese ruidoso hit junto a Anthrax, Public Enemy por fin visitarán Chile. Es nuestra oportunidad de ver a Flavor Flav en el escenario y no en un reality show, de encontrarnos con  Professor Griff, que habría tenido un altercado con Chuck D por sus críticas a Obama (declarado fan del grupo), a quien Chuck D apoyó en época electoral. “Yo veo la elección de Obama como algo positivo”, declaró en su momento Mister Chuck.

Con ambos Mc’s superando la barrera de los cincuenta años, es todo un hito que este domingo se presenten en vivo en nuestro país, acompañados por los nacionales Tiro de Gracia, Panteras Negras, Legua York y otros. Una cita histórica que nos hace recordar lo mejor de la banda, que en el último tiempo con dificultad ha debido defender su leyenda, con referencias discográficas recientes más bien modestas como Rebirth of a nation (2006) o How you sell soul to a souless people who sold their soul??? (2007), pero que igualmente tienen momentos excepcionales, como en los primeros discos del grupo.

“Hay una guerra fuerte en las calles, ven a verlo hermano y no te calles”, rimaba el pionero MC Lalo Meneses del grupo chileno Panteras Negras, principal depositario de la influencia de Chuck D y compañía, en los primeros años del hip-hop en Chile. La canción se llamaba “Guerra en las calles” y es innegable el influjo que los norteamericanos ejercieron en ellos. Debe ser emocionante para los miembros de Panteras Negras reunirse con ellos tras años de mito, de guerras y batallas inconclusas.

Una batalla similar que también libran los estudiantes chilenos en sus multitudinarias protestas, las mismas que el informado Chuck D se encargó de apoyar mediante mensajes previos a su próxima visita a Chile, mientras que Flavor Flav, como siempre más lúdico, en uno de esos videos declara que vienen en plan “all night long, so stay strong”.

Debut del grupo que resume toda su experiencia previa en shows , cintas caseras y demos. De hecho “Public Enemy number 1” no era más que un demo hasta que Rick Rubin y sus chicos se fijaron en la lírica de Chuck D. Las viejas cajas de ritmos y samplers sangraban en las manos de Eric “Vietnam” Sadler y el resto del Bomb Squad. Los hits: “Megablast”, “Yo bum rush the show” y “Public Enemy Nº1”.

 

Ya en las grandes ligas junto a estrellas como Beastie Boys o LL Cool J, también en la escudería Def Jam, el grupo estaba listo para dar su mejor golpe. A años luz de cualquier sonido de la época, este disco se transformó en leyenda gracias a su fornido discurso (“Don’t believe the hype” es un himno) y la inmediatez de temas como “Bring the noise”, que tiene una producción fuera de serie. Millones de páginas se han escrito sobre este álbum, pero nadie aún se atreve a superarlo.

Sólo por ese boom bap rabioso que es “Can’t truss it” este disco ya es imprescindible, pero hay más. Apocalypse 91 es probablemente el disco más “amable” del grupo. La lista de samplers y temas para recordar es larga: “How to kill a radio consultant” cita a LL Cool J, “Shut em up” a los Isley Brothers, “Nightrain” se sirve de Parliament, etc. El esplendor de su oscuridad y también el broche de oro (el anterior Fear of a black planet de 1990 es también notable) para sus incontestables early years.