Estuvimos en el festival SUE, evento que ayer reunió en el Estadio Nacional a Junun, Föllakzoid, Flying Lotus y Radiohead, el plato fuerte de la jornada. Fotos: DG Medios y Jaime Valenzuela

Música para llenar estadios. Resulta curiosa esa etiqueta para referirse a proyectos a ratos tan elusivos como Flying Lotus y Radiohead. Incluso se puede ampliar a Föllakzoid y Junun, los otros nombres que ayer dieron vida a una nueva versión del festival SUE, realizado en un repleto Estadio Nacional. Música con una capacidad de convocatoria impresionante, pese a lo complejo de sus temas y texturas.

Y aunque la mayoría del público sin duda fue a ver a los de Oxford, varios repararon en los beats lisérgicos de Steven Ellison, aka Flying Lotus, que sin mucha estridencia y en un segundo plano evidente, realizó su debut en nuestro país. La herencia jazz del productor de Los Angeles, que como sabemos es sobrino nieto de Alice Coltrane, en vivo se funde con un despliegue visual que otorga el ambiente ideal para sus arranques electrónicos.

Ellison ama el hip-hop, vibra con el jazz e innova en la electrónica como pocos. De eso se trata su show, que partió con “Getting there” y sorprendió a varios de los más impacientes. Tracks recientes como “Post requisite”, aparecían a ratos entre trozos de Cosmogramma (2010) o You’re dead (2014), álbumes a los que Ellison apela principalmente para facturar su directo, una arista de su etapa actual, marcada por su show 3D y KUSO, filme de terror de su autoría que estrenó el año pasado.

Con un poco de imaginación, ciertos pasajes de Flylo pueden tener cabida en algún corte perdido de Kid A. Prueba de ello es “And the world laughs with you”, parte del álbum Cosmogramma, donde colabora Thom Yorke. Habría sido un sueño verlos juntos en el escenario. En cambio, Ellison dejó escapar desde su laptop y máquinas tracks como “Coronus the terminator” o “Never catch me”, algunos de los puntos altos de su registro en vivo. Pese a que se despidió fríamente, lo del angelino califica entre lo más destacado que se ha visto en estas latitudes en materia de beats y electrónica.

Radiohead subieron al escenario pasadas las 21:00 horas y desde el comienzo la fanaticada se mostró fiel y agradecida. La inaugural “Daydreaming”, parte del álbum A moon shaped pool (2016), el más reciente disco de los británicos, sonó solemne y marcó el reencuentro con el público local. Muchos esperaron casi una década para volver a ver a la banda, mientras que otros, varios muy jóvenes, llegaron a conocerlos en directo.

Sin olvidar los intrincados recursos de A moon shaped pool, trabajo que los tiene de gira, el setlist de Radiohead da una mirada a prácticamente toda su discografía, que puede apelar tanto al rock como a la electrónica. Por eso no sorprende que “Myxomatosis”, incluida en Hail to the thief (2003), conviva con “Airbag”, uno de los primeros cortes que tocaron del genial Ok computer (1997) o la más reciente “The numbers”.

El carisma de Thom Yorke y la soltura de Jonny Greenwoood en la guitarra, son las claves de la banda, que sabe transformar la claustrofobia presente en sus discos, en experiencias que provocan a los asistentes, los hacen saltar o a ratos mantenerlos en silencio, especialmente cuando apelan a la nostalgia de tracks como “Let down”, una de las piezas más emocionantes de la jornada.

Se escucharon algunas sorpresas como “Fake plastic trees”, que los fans de larga data agradecieron especialmente, o gemas más modernas como “Lotus flower”, en las que Yorke ríe, baila o balbucea para la galería, luciendo una voz que no acusa el paso del tiempo. Más tarde, el segundo y final encore cierra con “Paranoid android” y “Karma police”, un par de himnos generacionales que resumen el contenido existencial de los británicos, recibidos por el público con gozo y algo de resignación: el show estaba cerrado. Radiohead demostró una vez más que la mayoría de sus canciones son reales y perdurables.