A través de varias entregas presentaremos algunos de nuestros favoritos para la novena edición del Festival In-Edit Nescafé 2012, que se realizará entre el 6 y 16 de diciembre. Nuestro primer documental recomendado es Bob Dylan. Don’t look back de D.A. Pannebaker, comentado aquí por Macarena Lavín.

Sí hay mensaje

Los hermanos Maysles retrataron la gira de los Beatles en Estados Unidos en 1964 (What’s happening! The Beatles in the U.S.). D.A. Pannebaker lo hizo con Dylan en Inglaterra al año siguiente. Ambos artistas invadiendo su contraparte con un éxito abrumador. “Times are a changing” es el single que está sonando en todas las ciudades inglesas, el que aplauden en sus conciertos en distintos teatros.

Pannebaker está en la corriente del cinema verité, de filmar todo usando la técnica de “flyonthe wall”. El artista debe fingir que no lo están grabando, y el espectador creer que todo es espontáneo.Todo tiene guión: Bob Dylan es un actor frente a la cámara. Por eso, Don’t look back (1967) marcó precedentes. ¿Cuántos documentales se han visto después sobre la humanización de los artistas mostrándolos detrás de los escenarios pasándolo bien o mal? ¿Cuántas veces más se ha usado el blanco y negro para reforzar el carácter de mito de la banda o el cantante retratado?

“Times are a changing” es el hilo conductor, es el himno de Bob Dylan por ese momento, antes de que sorprenda a todos colgándose la guitarra eléctrica y entonando “Like a rolling stone”. Los periodistas que aparecen en el filme le preguntan al cantante americano por el mensaje que quiere darle a la juventud, sobre la humanidad y un sinnúmero de teorías al respecto de su música.

En tanto Dylan, ensalzado como símbolo de una generación y cansado de ser justamente eso, no quiere dar ninguna respuesta de nada. Así, juega a ser Sócrates con una retórica de contrapreguntas para parecer más inteligentes que la prensa del pasado, la cual ve el fenómeno del rock and roll como un objeto de estudio extraño que trata de desenmarañar.

Todavía no aparece Rolling Stone ni otras revistas de crítica rock, y no es que tampoco se las fuera a tomar muy en serio. Sólo se toma en serio a sí mismo, su superioridad ante el promisorio Donovan quien toca en su pieza de hotel. A pesar de que reconozca que diga mentiras sobre sí mismo, o cosas que no tienen importancia, el mensaje es que él es sólo un cantante pop. “Los dejo estar en mis sueños, si me dejan estar en los suyos”.