Fotos: Rodrigo Ferrari. Revisa la galería de fotos completa

Little Jesus es una de esas bandas que seguro serán constante visita en Chile. Quemasucabeza invitó a los locales del DF en su edición del festival Neutral y ahora a su versión chilena. Todos vestidos de blanco arrancan su concierto en el Teatro La Cúpula, llenos de canciones que ellos denominan “tropipop”, y que encuentra su mayor influencia en Vampire Weekend. Las guitarras suenan fuerte, y compactas, mientras que las líneas de bajo son tan rápidas que parecieran estar bailando también. Anuncian su tocata en el Bar Loreto el próximo sábado y hacen cantar a todos en “Azul”, augurando una buena fiesta.

Las chicas que apuestan si Pedropiedra vendría con o sin barba, pues el cantante llega al escenario afeitado, y con un cintillo de tonos andinos en la cabeza. Intercala de manera pareja temas de sus tres discos, y parece darle especial importancia a su álbum debut que fue reeditado el verano recién pasado. La fiesta está que arde en realidad, como canta en “Con razón”. Él dice que está contento y se nota. Hay hartas citas al pasado como los arreglos musicales de “Ella usó mi cabeza como un revólver” de Soda Stereo que inserta en “Eclipse total”, y solos de guitarra tipo glam rock en “Con razón” que ocupa sabiamente sonando coherente en la propuesta musical.

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Pedropiedra escribe en lenguaje directo, y simple. Siempre hay alguna frase brillante que suena nueva y se puede aprender fácilmente de memoria “lo que más saben viven en la luna” (“Luna, luna”). Y si de saberse de memoria se trata, “Sol mayor” e “Inteligencia dormida” es coreada como himnos que ya son dentro del pop local. Seguro que con “La balada de Jorge Gonzalez” pasará algo similar con esta frase que apunta en el sentido correcto: “una estrella en el oscuro cielo austral, la que viaja a mayor velocidad, la que brilla más que todas las demás”.

Lo de Ases Falsos es puro karaoke, derroche de carisma, chistes y carcajadas. Una tónica que no siempre se repite. Pero cuando pasa es fabuloso, sobre todo cuando del público le gritan “googléame”, porque ya el relajo es evidente. En canciones como “Pacífico” Cristóbal Briceño deja la guitarra de lado y se transforma en el gran performer que es, y lo mismo sucede en “Cae la cortina”, que es una canción que debe cantarse fuerte. El coro de chicas parece de más cuando tienes a todo el público coreando. Para “Simetría”, una de las mejores canciones del año pasado, se bajan las luces para reforzar su calidad de balada en modo de un soul trasnochado.

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En varias otras canciones se escuchan arreglos dignos de baladas rock de teleseries, como de Lucerito (de quien Briceño hace covers en su faceta solista), y que llevan a tardes de televisión de principios de los 90s. Pero lo que tal vez no logró cuajar fue la interpretación en castellano de los Carpenters, “Superstar” porque cuando preguntó el cantante si la conocían el público contesto con un tibio sí. Fue un buen intento, hay que decir. El grupo aprovechó de probar con gran éxito canciones nuevas como “Fría” y “Más se fortalece”, en la misma línea de Conducción. Con lo prolíficos que son no nos extrañemos si pronto tenemos novedades.

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