La creación de un ínfimo universo propio pero con sus propias reglas y lógica. En este universo, un tanto sombrío y dominado por el cemento y el incómodo calor nocturno del verano, hay un club sonando al trasfondo. Se escucha lejano pero al mismo tiempo presente con sus pulsaciones erráticas, unas veces aceleradas, otras veces sosegadas.

La existencia de este club, al que lo mueven ritmos house y acelerados, otras veces maquinales e industriales y otras veces reminiscentes a la pulsación glitch, es un buen complemento a lo que pasa en la calle, inmersa en el trasnochado suburbio donde está inserto este club. R.I.P es este suburbio en el donde algunos querrán ir.

R.I.P es el tercer disco de estudio de Actress, seudónimo del productor inglés Darren Cunningham y que apela esta vez, a diferencia de los trabajos anteriores, a ampliar su alcance apelando al interés tanto a los que gustan de la electrónica bailable como a los que disfrutan de la electrónica ambiente. La analogía del suburbio y su club nocturno parece ser una buena forma de entender un trabajo con un sonido nocturno, callejero, a veces sofocante, hiperactivo y también calmo por diferentes tramos, similar a una noche de parranda estival.

Tracks como “Marbleplexus”, “Shadowfromtartarus”, “Caves of paradise” y la estereotipícamente bailable “Thelord’s graffiti”, son el lado rítmico y pulsante del disco. “R.I.P.”, “Uriel’s blackharp”, “Jardin”, “Tree of knowledge”, “N.E.W.” y “Glint” se presentan como experimentos en paisajes sonoros saturados de ruido. “Holywater”, “Serpent”, “Raven”, “Caves ofparadise” y “I.w.a.a.d.” representan lo que se mueve entre ambos polos con elementos bailables y ambiente a la vez.

Producción limpia y pulcra, también producción sucia y lo-fi, que es otra variable en la mezcla en el resultado de un disco que pese a encapsularse en el ámbito de lo meramente electrónico, resulta ser algo complejo y diverso. Tensiones y calmas adornadas digitalmente que atraen a la escucha, mientras se enfocan en el movimiento de las extremidades.

R.I.P pretende contar una pequeña y abstracta historia urbana, ya que es una especie de disco conceptual que lidia con la muerte de una manera muy implícita y muy ajena al contexto del tecno, que usualmente es asociado a la frivolidad de la pista de baile. No estamos ante un concepto potente pero Cunningham usa los diferentes enfoques sonoros para musicalizar el ciclo vida y muerte, con un intento de narrativa que se apoya 100% en lo instrumental, y que logra crear un minúsculo mundo que no necesita letras para proyectarse en la cabeza del oyente.