Alec Koone, el novel geniecillo que se esconde tras el alias precolombino que es Balam Acab, ya anunciaba en el EP See birds (Tri Angle, 2010) que su saga sería por lo menos interesante. Y no nos equivocábamos, porque el productor oriundo de Pennsylvania ha llegado a su debut largo precedido sólo de elogios y buenas noticias.

Saltándonos el presunto hype de la disquera Tri Angle, desde donde han salido los más bullados ejemplos de ese inconfundible sonido de alcoba, a medio camino entre el pop, el R&B de extraña procedencia y hasta algo de glitch inconfeso, todo el revuelo ocasionado por esta casa discográfica vale la pena (How to Dress Well, Holy Other, oOoOO, Clams Casino).

Koone aporta al colectivo una mirada prístina, personal y con simpatía nerd de la producción de ritmos, llenos de pequeños detalles y loops que crean una atmósfera de ciencia ficción, sostenido a todo momento por voces que se ralentizan o aceleran dependiendo del bpm del tema (nunca es muy elevado), de ahí su comparación con Burial, aunque lo suyo no sea el dubstep ni el hip-hop, por lo menos no en sus respectivas convenciones.

Koon nos da una bienvenida espesa (“Welcome”), luego nos sorprende con quizá el mejor y más representativo corte del álbum (“Apart”), para más tarde acariciar el oído con una trama luminosa, de medios tiempos, siempre emotiva sobre todo en la trilogía “Motion”-“Expect”-“Now time”, donde todas las opciones del laptop del veinteañero (cajas que caen sorpresivamente, un continuo simulacro de naturaleza e interperie, voces filtradas que encajan perfecto) son expuestas con habilidad.

Pero no es hasta “Oh, why”, la muy anticipada primera muestra de este disco, cuando Wander/Wonder roza la belleza y el encanto de los pasajes más dramáticos de Boards of Canada, recuerdan a los Isan de Morr Music o también es capaz de emocionarte como una película tipo Pixar, para niños-adultos expuestos a los mensajes naíf y las moralejas repetidas, pero efectivas.

Ruidos y sonidos que parecen grabaciones de campo (el agua en “Await” es un loop genial), pianos de cuna y sobre todo voces de vocalistas fantasmas, en algo más de media hora para musicalizar el cosmos y dejarse llevar por el onírico trabajo de un tipo que movió la mejor de sus fichas. ¿Witch house?

Balam Acab- Wander Wonder by BigPapaProteus