En 2007 Battles alcanzaron cierta fama internacional con Mirrored (Warp), al traer a un público más masivo los complejos patrones rítmicos y melódicos del rock matemático y cierta tonalidad del rock progresivo. La fórmula significó un fresco influjo de complejidad musical y pop re-concebido, producto del conjunto de 4 músicos con un cierto bagaje musical previo: Dave Konopka (de Lynx), Ian Williams (de Don Caballero), John Stanier (de Helmet) y Tyondai Braxton (hijo del compositor Anthony Braxton).

No hace mucho, los deseos de Braxton de enfocarse en su carrera solista, chocaron con los planes de la banda de lanzar un sucesor a Mirrored, con la consecuente intensa gira de promoción, por lo que Braxton dejó amistosamente la banda. Pese a que él actuaba como el frontman, los tres restantes músicos decidieron seguir sin él. ¿Cuánto de esto afecto la música de Battles y lo conseguido con Gloss Drop? Se puede decir que no mucho.

Por un lado, Gloss Drop es un intento doble de continuar con la exploración instrumental, con el particular sonido que se creó la banda para sí misma. Los repentinos cambios de tempo, los ritmos sincopados, las melodías de teclado y guitarra en clave aguda, con un fondo grave, marchante y a la vez tribal. Todo ejecutado con envidiable maestría y técnica, lo que les valió ciertas justificadas asociaciones al rock progresivo, paradójicamente en una banda firmada por el epítome de lo “cool”, como lo es Warp. Todo esto está presente en el nuevo disco.

Por otra parte, la intención de Gloss Drop es la aventura con el formato canción y el desarrollo de una nueva faceta más convencional, que les permitiera expandirse y aprovechar las voces invitadas de gente como Gary Numan, Matías Aguayo, Kasu Makino (de Blonde Redhead) y Yamantaka Eye (de Boredomes), cosa que de paso supliera la ausencia vocal de Braxton. Lamentablemente las cosas se quedan en el intento y –a excepción de la colaboración de Kasu Makino en “Sweetie&Shag”- las “canciones” de Gloss Drop no parecen funcionar. “Ice Cream” es una canción de un tono infantil, hiperactivo, muy de excesos y saturaciones donde la voz de Aguayo parece salida de una mala fiesta playera a principios de los noventas. Una canción de entrada polarizadora: se odia o se ama y que personalmente me repele a los pocos segundos de escucharla.

“My Machines”, con Gary Numan, no tiene absolutamente ningún propósito como canción, con la voz de Numan que suena como si perteneciera a otro tema completamente distinto, y la banda en el fondo sonando forzada y sin inspiración (quizás hubiera quedado mejor como originalmente fue compuesta, sin Numan y cuya inclusión obligó a adaptarla para él). El cierre del disco con “Sundome” y el aporte de Yamantaka Eye, es simplemente un jam aburrido y desordenado, que perfectamente podría haber quedado fuera del disco, para pasar al olvido de las malas canciones de rarezas y lados b.

Las instrumentales “Africastle”, “Futura”, “Inchworm”y “Rolls Bayce”, son sólidas composiciones en el contexto del sonido de la banda, con esas grandes reminiscencias al King Crimson de la era “Discipline” y a la seca y estéril ejecución del arte minimalista, pero ahora con el añadido de elementos de música internacional como ciertos sonidos de la música popular africana de los setentas, e intrusiones de melodías que perfectamente son salidas del caribe. “Wall Streeet” especialmente se nutre de ese tono festivo, e incluso ocupando una melodía algo similar al fraseo central de “Roygbiv” de Boards of Canada, que queda muy bien entre el frenético riff central.

Esto es precisamente lo que se le da bien a Battles, lo ya conocido a esta altura, lo instrumental alejado de la canción pop y directa, el uso consistente de las habilidades técnicas que poseen estos tres músicos, y que es paradójicamente lo que termina salvando este intento fallido de “experimentación” y expansión que es Gloss Drop.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=3FsvMyQeC-Q&feature=iv&annotation_id=annotation_865418[/youtube]