A sus 30 años, Dev Hynes ha quemado varias etapas. Debutó siendo todavía un adolescente en Test Icicles, una banda que se plegó a la movida dance punk inglesa aportando su desparpajo juvenil, aunque al final no dejó mucho para la historia. Más de una década después, respondiendo al nombre de Blood Orange, califica de ícono hipster tras mudarse a Nueva York y absorber como una esponja los usos y costumbres locales de barrios tipo Williamsburg. Entremedias, por un breve período de transición y bajo el alias Lightspeed Champion, estuvo asociado al sello Saddle Creek y por tanto a la familia Bright Eyes, viviendo en Nebraska y tocando country, fascinado con la americana.

Aparte, hizo carrera en la producción y la autoría de canciones para otros músicos, partiendo con veteranos del big beat como los Chemical Brothers o Basement Jaxx, hasta llegar a voces tan populares como Kylie Minogue o Florence + the Machine. Tiene sentido, entonces, que a la hora de firmar su gran manifiesto personal, Freetown sound, haya terminado haciendo un disco tan misceláneo que, a ratos, parece un compilado. Inciden en eso, además, las actuales reglas del negocio: Hynes lee muy bien los escenarios en los que se para y entiende que los álbumes extensos con complejo de mixtape están en boga luego de que Kanye West, Drake y James Blake editaran los suyos.

Contagiado por el espíritu de los Dust Brothers, productores de collages como Odelay de Beck y Paul’s Boutique de los Beastie Boys, no escatima recursos para establecer, de una vez por todas, algo cercano a una personalidad propia. Se mira en otros para conseguirlo, partiendo por su familia directa: tituló Freetown sound en alusión a la capital de Sierra Leona, donde nació su papá, originalmente un asentamiento de esclavos liberados que recibió a inmigrantes jamaiquinos, estadounidenses, antillanos y africanos. En la transportadora “Love ya”, comparte roles vocales con Zuri Marley (nieta de Bob, hija de Ziggy) y recicla “Come on let me love you” del solista reggae Eddy Grant, nacido en Guyana igual que su mamá, junto a un audio de YouTube que describe en krio (el idioma nativo de su papá) la guerra civil en Sierra Leona.

“Eres especial en tu propia manera”, canta con dulzura en “But you”, tal vez el coro más decidor en un disco que, de punta a cabo, lidia con una temática en sumo delicada como la autoaceptación, que se ramifica hasta llevarlo por los pasadizos de la sexualidad y lo racial. Sin importar cuántas vocalistas invitadas aparezcan (Debbie Harry, Carly Rae Jepsen, Nelly Furtado, entre otras), ni las menciones a personajes religiosos (Agustín de Hipona, Nontetha Nkwenkwe, Santa María de África), Freetown sound nunca deja de responder a los comandos de Hynes, que tira de las cuerdas enfrascado en la misión de plasmarse a sí mismo en todo el esplendor de su negritud. Cumple: volcándose hacia lo íntimo logra ser más universal que nunca.