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En su dilatada y más que interesante trayectoria, Rashied Lynn (aka Common) ha entendido el hip-hop como un sano ejercicio de comentar la realidad, siempre tratando de hacerla un poco más soportable y colorida. Sus raps hablan de lo cotidiano, las relaciones amorosas e incluso de política. De la vida, si tuviéramos que resumir.

En su disco anterior, el luminoso Be (Geffen, 2005) aparecía muy sonriente en la portada, representando quizás lo positivo y universal de su mensaje. Son todos estos rasgos los que nuevamente sorprenden en Finding Forever, nuevo intento por hacer masivo un hip-hop que toma prestado de toda la tradición musical negra, hasta transformarla en sutiles y muy pulidas canciones barnizadas por el sentido “pop” propio de Kanye West, el geniecillo (otra vez) detrás de este proyecto. Con Kanye en los controles, el sonido de Common no pierde el pulso orgánico y clásico de Like Water For Chocolate (editado el 2000 es su mejor disco hasta la fecha) y gana en terrenos aledaños al nu soul (notable ‘The people’ junto a Dwele) y al pop urbano de moda (featuring con Lilly Allen de por medio en ‘Driving me wild’).

Common y Kanye ya no especulan con el rock y la excentricidad soul como en Electric Circus (2002), la placa más “rara” del MC de Chicago. En Finding Forever no olvidaron el hip-hop más potente (‘The game’ es producida por Dj Premier, el legendario productor de Gangstarr) o el cálido rap jazzy de J-Dilla, que produce ‘So far to go’ acompañado de D´Angelo, corte que ya aparecía en The Shining ( Bbe, 2006), disco póstumo del fallecido productor de Detroit.

En cuanto a la producción, Kanye West ya no está tan obsesionado con los coros de soul que se repiten una y otra vez. En esta oportunidad la melodía es primordial en temas redondos como ‘Start The Show’, ‘Southside’ y ‘Black maybe’, junto al soulman Bilal. Incluso deja espacio para que Will I Am participe haciendo lujo de sus artimañas en la producción de ‘I Want You’. Como es costumbre, todo queda en familia en un disco donde Common y Kanye, las más finas estrellas de Chicago, demuestran tener léxico y ritmo para rato.