Playin me es el primer LP de la inglesa Cooly G tras haber editado Narst / love dub (2009) y Up in my head / Phat si (2012), un par 12’’ publicados por el sello Hyperdub que apostaba por un proyecto arriesgado que prometía hacer de la fusión un arma de doble filo: empujar los límites del dub, sin salir de él, y al mismo tiempo hacerlo más digerible.

Cooly G lograba en aquel entonces generar ritmos que se amparaban a las reglas del dubstep, pero expandiéndose hacia el single pop. En ese cruce, lo que la productora y compositora buscaba era envolver sonoramente en una atmósfera nebulosa e introspectiva, que finalmente será la que hoy la caracteriza como una compositora excepcional, algo que se confirma en su disco debut.

Con percusiones menos agresivas que en artistas como Goldie o Aphex Twin, y con un tempo mucho más lento que Ikonika, que forma parte del mismo sello, lo de Cooly G pareciera estar más cercano al trip hop que al dance, básicamente por la sutil oscuridad que imprime en el ritmo y en los sonidos, siempre en plan de envolver y retorcer la melodía en vez de buscar una distorsión ensordecedora.

En esa línea, su música reúne una extraña mezcla de melancolía y sensualidad, no sólo por su voz sino por los teclados, por los brillos de los arreglos y por la languidez del ritmo que avanza y retrocede creando una curva de erotismo, que en vez de explotar pareciera contenerse cada vez más y más, entregándole a los temas de Cooly G una tensión tan bien articulada que atrapa desde la inaugural “He said I said”, hasta “Up in my head”, el cierre.

De Dj a intérprete vocal, Cooly G transita por diferentes registros: desde el repetitivo eco de la electrónica drum and bass a la diva soul, pasando por la cantante pop y la envolvente voz femenina de bandas como Massive Attack o Sneaker Pimps. Esta versatilidad le permite desempeñarse a la perfección en clave R&B en “Playin me”, en clave diva en “Good times”, vocalmente más funk en “Trouble” (cover de Coldplay) y mucho más grave y oscura en “He said I said”, la pieza más arriesgada y quizás la mejor lograda del álbum.

Aún así, es en la selección de los sonidos y de los arreglos donde se esconde la completa coherencia de la propuesta de Cooly G, que a pesar de la heterogeneidad de referencias, alberga en su disco una fuerte impresión de identidad y personalidad, conformando un mundo autónomo y lleno de sentido, más allá de las citas al soul, al rock jamaicano y a la música negra en general.

En un ejercicio muy contemporáneo, esta fuerte tradición se deja filtrar por los oídos de Cooly G volviéndose densa, oscura, nostálgica y sensual, características con las que podemos identificar Playin me, un admirable y adictivo debut.