Bienvenidos a un nuevo viaje por el imaginario sonoro de Josh Davis. En su quinto álbum, justamente cinco años después del anterior The less you know, the better, el californiano decidió practicar un cambio en su habitual modus operandi: mientras continúa con la alucinante sampledelia que él mismo ayudó a descubrir, en algunos temas deja de lado las tornamesas, el sampler y el mixer para experimentar con el software Ableton Live, de donde sale relativamente bien parado, pese a un par de pasos en falso que le hacen perder momentáneamente la fuerza, mas no el rumbo.

The mountain will fall es un disco que abraza las nuevas tecnologías al mismo tiempo que se encarga de dejar claro que DJ Shadow ya estaba ahí cuando las generaciones que hoy lo inspiran no habían nacido (ahí queda el guiño final del tema titular, con el sonido de un casete que es cambiado de lado y vuelto a insertar en el deck). Las colaboraciones, que nunca faltan, marcan algunos de los puntos altos del disco: la soberbia “Nobody speak”, junto a Run The Jewels; la IDM distorsionada de “Bergschrund”, a medias con el productor Nils Frahm; la cautivante “Ashes to oceans”, colaboración con el jazzista británico Matthew Halsall o la trepidante clase de hip-hop old school junto al rapero Ernie Fresh en “The sideshow” nos indican que Davis todavía quiere seguir en busca de nuevos terrenos por conquistar, sin abandonar sus raíces.

Cuando se aventura por su cuenta, también hay momentos notables, como “Ghost town” —que ya había presentado en el EP Liquid amber de 2014— o la final “Suicide pact”, aunque jugarretas como “Mambo” o la perturbadora “Three ralphs” dan la sensación de ser piedritas en el zapato, quitándole redondez a un disco que podría haber sido aún más grande. El sabor de boca que nos queda al final es el de estar frente a una obra de transición, que abre una nueva puerta a la mente inquieta de DJ Shadow. Veamos con qué nos sorprende la próxima vez.