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Michel Cloup es un nombre que dejó su huella en el rock francoparlante. Como miembro de Diabogolum interpretó en su lengua lo que pasaba con el llamado post-rock. Y cuando la relación artística con Arnaud Michniak (la otra mitad creativa en Diabogolum) no dio para más, el grupo desapareció. Pero Cloup no detuvo su viaje y apenas el grupo madre pasó a mejor vida (la de los recuerdos) sacó cabeza con un nuevo grupo: Expérience. Su debut Aujourd’hui, Maintenant (2001) es un estamento artístico insuperable. Tenso, bello, catártico; su crudeza musical y agudeza lírica hacen de este disco una proeza necesaria para seguir teniendo fe en el rock. Pocas veces se ve música capaz de sonar brutal de forma y fondo, reflejando un compromiso crítico más allá de la bandera políticamente correcta que alguien de izquierda debe izar.

Tras este tour de force, el cuarteto de Toulouse se fue moviendo hacia nuevas formas de plantearse cómo desenvolver su discurso. El cruce entre las guitarras y hip-hop de su segundo disco Hémisphère Gauche (2004) se entiende más como una necesidad de no estancarse y obtener mayor poder confrontacional en su música. A pesar que es un disco que no da tregua con su virulencia, hay una fuerte carencia de inspiración que los lleva al cliché (en francés e inglés), sonando como cualquier banda de nü-metal.

A cuatro años de lamentable decepción, EXP vuelve al ruedo. Como era de esperar, siguen buscando caminos por abrir y palabras por revelar. Sin necesitar romper tímpanos para que su mensaje se escuche fuerte, Cloup decide sacar de varias laderas la materia prima que trabajará en sus nuevas canciones, logrando que Nous (en) Sommes Encore lá (“somos (de allí) todavía”) sea el álbum más variado de su carrera.

El cuarto de EXP (también debemos contar el disco doble de covers Positive Karaoke With a Gun/Negative Karaoke With a Smile del 2005) nunca se queda en un solo registro. Incorpora como nunca la electrónica, tan bien asimilada en Diabogolum, pero aquí sus resultados son trasnochados (ahí está “Retrouvée” para probarlo). En cambio, la yuxtaposición de samplers combinada con la guitarra filosa en “Ever got the feelin’ you’ve been cheated?” la convierten en una de las canciones destacables del disco, probando que todavía hay oído para descifrar el riesgo y presentarla con personalidad, como pasa en su primer single “Les aspects positifs des jeunes énergies négatives” y también, pero en mucha menor medida, en “Something Broken”, dos canciones potencialmente radiables.

A pesar de que se abre a nuevas alternativas, EXP nunca renunciará al hard rock como piedra angular; lo que varía son las maneras que va mutando la médula del grupo. Por ejemplo, “Entre deux” y “Des héros” son temas densos y lentos en la línea de The Argument (Fugazi), al igual que “La république invisible”, aunque esta última no encante tanto como las primeras dos. Canciones como éstas o la extensa “Nous (en) sommes encore lá” resienten una pereza que, en vez de exponer sabiduría, redunda en un desenfoque entre intenciones y resultados.

Hay algo que la actitud asumida por EXP que los asemeja demasiado a la que ha tomado los últimos años Mogwai frente al post-rock. Da la impresión que a ambos la fórmula se les agotó y que por más que busquen otras alternativas, el resultado sonará igual de perdido. Nous (en) Sommes Encore lá es un disco en que se nota mucha ambición por abarcar para luego concretar musicalmente sus experiencias y discurso (el que sigue poniendo énfasis en la fría cotidianeidad para partir y dibujar imágenes con una sentida crítica social y política), pero al final, cuando terminas de escucharlo, quedas con la sensación que dedicaste una hora a un material que nunca logra de convencer en forma directa y clara como debería hacerlo cualquier obra que se jacte de ser rock.