El segundo disco de Hugo Espinosa bajo este alias se diferencia de su obra como Mika Martini —una exploración del bagaje étnico local en clave electrónica— porque aquí el productor chileno toma como punto de partida la improvisación y las posibilidades técnicas que sintetizadores, secuenciadores y efectos (individualizados con detalle en los créditos del disco) le entregan.

Como si se tratara de la banda sonora de una película de ciencia ficción, a través de temas como “Deep love beneath earth” —con una progresión hacia el infinito de secuencias y acordes— el también fundador del netlabel Pueblo Nuevo logra plasmar la épica de una odisea espacial. En contraste, en “No money, no planet” suma múltiples glitches, capas de ruido y sampleos de voces que se pierden en medio de ellas, para dar forma al lado oscuro de esta travesía, donde la soledad del espacio, el miedo a lo desconocido y la angustia no dan tregua.

Aunque A trip to the space [between] sea fruto de varias sesiones de improvisación, los seis cortes que lo conforman tienen un relato coherente, tanto por el modo en que se desarrollan como por las sensaciones que generan. Probablemente a estas sensaciones hace referencia el “between” del título: no es el viaje en sí lo que importa, sino lo queda entre medio de él.

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