La dupla de productores De Janeiros (Milton Mahan y Pablo Muñoz, con trabajos para Dënver, Fakuta, Maifersoni y Juan Pablo Abalo, entre muchos otros) parece haber tomado por asalto la escena musical nacional. Su particular acercamiento a la producción —libre de prejuicios y centrada en la exploración del sonido— nace de las distintas influencias que cada uno aporta al resultado final, actuando de manera sinérgica.

Bajo ese contexto, es natural que el debut en solitario de Pablo Muñoz (bajo el seudónimo Gargales) sea un disco construido principalmente en torno a fricciones, cuestión que se vislumbra en los títulos de los cortes, que remiten a Diego Portales, el marxismo, Ray Bradubury o la destrucción de Mesopotamia. Sin embargo, son las fricciones que se producen entre distintas alas de la música electrónica, y el resultado de ellas, lo que realmente importa.

La euforia in crescendo de “El abandono de los dioses” bebe tanto de la intensidad melodramática del post rock como de la calidez de Broadcast; “Diez días”, con programaciones entrecortadas en su inicio, avanza hacia Boards of Canada pero cierra recordando los mejores momentos de John Carpenter; mientras que la dulce melancolía de “Socialismo o barbarie” parece estar construida por partes iguales de un beat hip-hop y una sinfonía progresiva. Lo que deja claro Muñoz en este disco es que aquello que insinuaba en su trabajo como productor lo ha llevado a su máxima expresión: la búsqueda de nuevos recursos sonoros, la creación de atmósferas a través de sintetizadores, la importancia de la parte rítmica y, por supuesto, el entrelace de distintos géneros.