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En el disco Dos Casas de los ibéricos La Jr, la acción transcurre a partir de instrumentos acústicos con la tranquilidad que otorga “el salón de la casa” (sic) en Gijón. De esta manera, se desenvuelven melodías pausadas y cargadas de un cierto sensualismo lánguido. Piano, batería y guitarra eléctrica son los elementos alrededor de los cuales se estructura el álbum.

Las melodías son misteriosas y nostálgicas (‘Calor’) y se acercan a la vertiente más exquisita de la vanguardia. El jazz y el minimalismo clásico aparecen como grandes fuentes de inspiración en este trabajo. Gastr del Sol y sus tonos insinuantes vienen de inmediato al espíritu, al igual que el Boxhead Ensemble y sus notas expansivas. Se agradece la pulsión contenida y el ensueño provocados por estos temas hipnóticos.

A ratos minimalistas e intrigantes, las canciones de La Jr se apropian de su espacio de manera subterránea, en un trance imperceptible. La banda le debe todo su poder a la sabia utilización de los silencios, lo que tensa cada relato sonoro. La mezcla suena muy viva, y rica en texturas, a ratos acercándose al Calexico más lo fi y próximo a Jarmusch. Es decir, con instrumentos que suenan sin filtro alguno.

Los silbidos, palmas, ruidos de percusiones varias y voces pueden a ratos conducir una canción (‘Cu’), como en otros ésta puede elaborarse a partir de una línea de guitarra (‘Un lado útil’) o de piano. Cada nota adquiere su propio peso gracias a una distribución al límite del vacío, y el tiempo parece detenerse (‘La decoración’). Un aire bucólico y embriagador recorre este disco que trascurre sin prisa alguna, como para que apreciemos cada detalle.

Intensas gracias a su profundidad, las canciones de Dos Casas evolucionan en su propia dimensión, con un tiempo ralentizado como bajo el efecto de las drogas. El jazz acústico al estilo impresionista de Sam Prekop está presente en temas como ‘Pistoleros’. La Jr propone en este álbum un paseo enigmático, no siempre accesible pero fascinante. A disfrutar sentado y dejándose llevar.