Explorando diversas modalidades de la electrónica como el house, ambient, dub e incluso dream pop, Laurel Halo es un ejemplo de músicos que rechazan la inercia del pop conciliador, creando música que aparte de ser un vehículo de expresión personal, pretende entregar un reflejo subjetivo –musicalmente hablando- del decadente status quo mundial.

Artistas recientes como Oneohtrix Point Never, Tim Hecker, Andy Stott y How To Dress Well son algunos ejemplos de gente que quiere añadir algo nuevo y discursivo al rodamiento de la música popular, pero desde el frente electrónico y Laurel Halo se une a ellos oficialmente con el lanzamiento de su primer disco a través del sello Hyperdub.

En Quarantine esta joven de 24 años y oriunda de Michigan, lidia con el concepto de encierro y alienación pero con posible ruta de escape; la actual distopía en la que vivimos y que nos tiene como simples números que viven exclusivamente para consumir. Pero habría una cura, al menos temporal por la vía del escapismo.

Quarantine parece una propuesta de un nuevo sonido, de un nuevo soundtrack para la ciencia ficción, con una ambigua sensación de que finalmente las cosas saldrán bien, pese a su claustrofóbico sonido a medio camino entre lo orgánico y lo plástico; una interacción de elementos biológicos y humanos con cables, circuitos y chips en un espacio confinado. Un matrimonio humano-máquina muy a lo Giger. “Nerve” y en menor medida “Joy”, por citar ejemplo, son de los instrumentales del álbum que acertadamente musicalizan este proceso de fusión biológico/inorgánico.

Incluso la voz de Halo está muy acorde con las intenciones del disco. Puede sonar desafinada y de un registro horrible pero precisamente muy acorde a la robótica voz de todas esas mini pesadillas gestadas a altísimas temperaturas. Shock, fiebre y alucinación que especialmente chocanen la concepción de cómo debería ser lo melódico que usualmente buscamos en el pop.

“Carcass”, “Years” o “MK ultra” (que referencia al proyecto secreto del gobierno estadounidense en los ‘50 para el control del comportamiento humano a través de drogas y métodos de tortura) son los más concretos ejemplos de la incomodidad que Quarantine expele.

Por el contrario, Halo también inyecta muchos pasajes de sonidos delicados y agradables como en la hermosa y etérea introducción del disco “Airsick”. “Thaw” también destaca en este sentido con su calmo arpegio que progresivamente se ve invadido por un colorido arsenal de brillantes sonidos de lenta oscilación.

La cuarentena se termina algún día, así como parece proclamar “Light + space” el track que cierra el álbum, pero en el intertanto se pasa mal. Quarantine es un bizarro y fantástico cuento; un casi perfecto soundtrack ballardiano de lo que pasa ahí dentro y de los oscuros recovecos que se recorren antes de salir.