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De los varios dichos talibanes que se le adjudican al punk, uno es paradigmático: el punk murió el mismo día que se grabó su primer disco. Si recordamos la redondez estomacal de Malcolm Mac Laren o de algún otro mercachifle del showbusiness (que, supongamos, adoptó al punk el mismo día que alguien compró ese primer disco) podemos pensar que algo de razón hay en el dicho. Pero si pensamos que sin el registro sería absolutamente imposible que habláramos de punk en lugares tan ignotos como, no sé… ¿Chile?, se agradece al primer ex punk por favor concedido.

Claro que lo meramente sonoro es sólo la mitad de la historia si de punk hablamos. Aspectos anexos como la honestidad, el desenfado, el DIY (do it yourself), entre otras valorables intenciones (de las que, por supuesto, también usufructó el bueno de Mac Laren) completan un total del que la música es sólo un elemento más. Así es que el debut de Locos por Larry, más rebosante de rockabilly y garage rock que del genuino ra-ca-ta-ca-ta punketa, bien se apunta al género en cuestión. Primero, tenemos una figura incombustible al frente (el definitivamente irreductible Pogo); luego hay letras imposibles de reproducir en cualquier publicación pudorosa; y, por último, para que no alimentes más al sistema, el disco te lo puedes llevar gratis. Acá hay menos crestas y tachas de las preferibles, pero nada huele directamente a usufructo.

Ligada a esa desconfianza basal al sistema (y hay pocas cosas más punk que una persistente paranoia) está la experiencia de Pogo en su debut y despedida de la masividad: Los Peores de Chile. Ese extraño grupo de rockabilly-punk (punkabilly, para los amigos) que, no contentos con debutar en 1995 a caballo de un semi hit llamado “Síndrome Camboya”, se les ocurrió facturar un super hit llamado “Cicciolina”. Y, actuar en estelares de televisión y ganar algo de dinero y salir en revistas, y ser crucificados, consumirse y desaparecer, todo en tiempo récord.

Luego de años de ostracismo y pasear por Santiago en bicicleta, el eternamente idéntico Pogo arma banda nueva llamada Locos Por Larry en homenaje a Los Tres Chiflados, mientras toca la misma cuerda (y armónica) en un cóctel infalible. Sólo algunos números derechamente punk como “La mosca en la nariz”, “Ta’ pulento” y “Por la razón o la fuerza (esto es un asalto)” y el resto repartido en todo aquello que derivó en el punk como el rock and roll, el rockabilly, el boggie y el garage a alta velocidad y con letras dignas de póster Village. Un par de ejemplos para ilustrar: “¿Dónde está tu patria?, ¿dónde guardas tu dinero, dónde están tus dioses, dónde esta la puta madre que a ti te parió???, en la muy radiable “Patria, familia y propiedad”, o “Yo quiero ser un fiel opositor, un general un gordo senador…que asco???, en “Por la razón o la fuerza”. Todo en los suficientemente cortos minutos como para evitar el aburrimiento y ni siquiera a precio de costo. Y eso sí que es punk.

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