Aunque a veces se pasa por alto, la música incidental para películas y series ha tomado cada vez más relevancia, atrayendo a músicos de renombre a componerla. Trabajos como la banda sonora para la serie francesa Les Revenants por Mogwai, las múltiples OST’s de Jonny Greenwood (Radiohead) para obras de Paul Thomas Anderson o la alianza que Trent Reznor (NIN) ha forjado con Atticus Ross para musicalizar los filmes de David Fincher son ejemplos de que cuando la música se utiliza para complementar un imaginario visual, el resultado siempre va más allá de un mero ejercicio de estilo. Dando una vuelta de tuerca a esa idea, el productor nacional Eduardo Mondaca ha dejado a un lado los beats de su proyecto DLA para entregar, bajo el alias de MadreLoba, Habitaciones para cortometrajes imaginarios.

En los doce cortes que componen este trabajo, Mondaca explora en los distintos estados de ánimo que pueden experimentarse durante una película: para los momentos de tensión y angustia, las capas de sintetizadores con un continuo de guitarra de “To repel ghosts” o el punteo nervioso que semeja un pulso sanguíneo de “Tiempo canónico de cualquier errancia”. Y para los pasajes más contemplativos, sin fricciones, “Ventana blanca” (apoyado por Sofía Paz y Camille Miller) y “Te llamé ayer”, con sus sonidos de pájaros y gatos.

Aunque por momentos Habitaciones para cortometrajes imaginarios descansa mucho en torno al concepto de “paisaje sonoro”, sin ahondar demasiado en el entramado de sus texturas, lo que hace valioso a este disco es la relación íntima con la ficción no-escrita y no-filmada bajo la cual se compuso. En el futuro se pretende asociar cada pieza con un breve relato audiovisual, pero por el momento es la inexistencia de esas imágenes lo interesante: quien escucha el disco debe jugar a construir una historia a partir de los temas que lo componen. Ese ejercicio —pasar a ser un oyente activo y pensante— es algo que la electrónica en Chile ha dejado de lado y que Mondaca trae al ruedo.