A estas alturas, el nombre de Matías Aguayo puede resultar desconocido para muy pocos. Su rol en la música electrónica centroeuropea le ha valido un reconocimiento indiscutido como productor, un sitial merecido tras los años que dedicó junto a Dirk Leyers a ese proyecto minimal-pop llamado Closer Musik. Luego del choque de ideas que daban el toque de antagonismo ideológico a dicho proyecto, Aguayo tomó las riendas de su creatividad para plasmar un trabajo solista que le ha valido más aplausos de los que él mismo pudo imaginar en un principio.

Con su primera producción en solitario, Are You Really Lost (Kompakt, 2005), Aguayo demostró que su creatividad necesitaba ser explotada de una manera más sincera y espontánea para procesar todas las inquietudes que la música suscitaba en él. Avalado por el buen resultado exploratorio de sus 12” Minimal (2008) y Walter Neff (2009), decidió dar un vuelco radical y salir de todo preconcepto que pudiese tener el auditor hacia su figura. La prueba está en su segundo LP, Ay Ay Ay, su trabajo más carnal, espontáneo y menos racional hasta la fecha.

Las propias declaraciones de Aguayo han dictado su desapego hacia la música actual a la hora de componer, con el objetivo de explorar con total naturalidad otros formatos. Su origen latino es una influencia a la hora de encontrar nuevos recursos y lo llevan a desarrollar una orquesta de ritmos tribales. El tema que inicia la placa, “Menta Latte”, o el primer single del disco, “Rollerskate”, demuestran el juego de posibilidades que Aguayo se ha dado la libertad de desarrollar: bajo suspiros, zumbidos, gemidos y el beatboxing crea un tapete altamente rico en matices y calidez que se contrapone a la habitual frialdad de muchos productores actuales.

El momento más sublime y mejor logrado de la placa corresponde a la interpretación afro-tribal del tema “Koro Koro”, donde la conjunción de cajas y las múltiples voces involucradas crean el mejor enlace de imagen y sonido que se puede encontrar en el disco, recurso que no es fácil de contextualizar debido al ambiente denso y oscuro que desarrolla en sus otras composiciones. Ese mismo ambiente provoca cierta monotonía en ciertos parajes del disco, que terminarían por aburrir al auditor a no ser por ciertos matices vocales que logran sobreponer del tedio y el aburrimiento de loops demasiado prolongados.

Con matices, Matías Aguayo logró facturar uno de los discos más peculiares de esta temporada. Una muestra de cómo la música que se desarrolla bajo la espontaneidad de sus creadores y con pocos recursos bien utilizados, puede lograr grandes resultados. Si bien es posible encontrar ciertas estructuras que terminan por monotonizar el sonido, el juego de este productor nacido en Chile logra su objetivo de llevar su sonido al polo menos convencional, más efusivo y espontáneo de la música electrónica actual.

MP3: Matías Aguayo – “Rollerskate”

http://www.vimeo.com/4768149