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¿Habrá alguna reseña a Nada Surf que no comience con aquello del one hit wonder? ¿habrá alguna reunión familiar en la que aquella tía lejana de buena voluntad y poco tino, no le pregunte al vocalista Matthew Caws cuando va a hacer otra de esas canciones tan bonitas de las que ponían en la tele?

Probablemente la respuesta es negativa en ambas preguntas. Sí, hay que partir diciendo que Nada Surf fueron realmente “popular??? cuando sacaron el single del mismo nombre en 1996. Y sí, después de aquello y a través de cuatro discos más, poco se les ha visto en los medios. Tomemos en cuenta los catorce años de trayectoria y pensemos que tras la conducta del mencionado Caws, el bajista Daniel Lorca y el baterista Ira Elliott hay mucha, pero mucha persistencia.

Por sus productores los conoceréis. Así dice la Biblia de la música popular que tiene su Génesis con Phil Spector y, supongo, el Apocalipsis con Humberto Gatica. Nada Surf tuvo, primero, en el momento exacto al hombre indicado, y luego al artesano en busca de la credibilidad indie. El primero se llama Ric Ocasek y aparte de ganar dinero a paladas con su banda The Cars dirigió a prodigios como Weezer y transformó el competente demo de Nada Surf en High/Low (Elektra, 1996) con el ya conocido éxito de ‘Popular’. El segundo responde al nombre de Chris Walla, guitarrista y verdadero arquitecto sonoro de Death cab for Cutie, quien les dio en The weight is a gift (Barsuk, 2005) un sonido potente, realzando las buenas melodías marca de la casa. Nada que se pareciera mucho a sus inicios cercanos a Nirvana o Pixies, pero con el encanto necesario para sobrevivir en un sello indie en la nueva década.

Entonces, ¿qué nos ofrece Nada Surf a estas alturas del partido? Sólo unas bonitas canciones, algo ancladas en la década anterior, que debiesen hacer llorar a cualquier usuario de camisas leñadoras. ‘Whose autorithy’ cabe de lleno en el repertorio de Toad the wet sprocket, ‘From now on’ en el de Posies, y ‘Weightless’ en el de Teenage Fanclub. Pero, claro, todas las canciones reseñadas también tendrían su lugar en los setlist de Death Cab for Cutie (el mismísimo Ben Gibbard se aparece por acá), Travis e incluso en los momentos más calmos de Ted Leo and Pharmacists. Además, de la mano del experimentado John Goodmanson (Sleater kinney, Blonde Redhead) nos entregan algunos estupendos temas de power pop como el primer single ‘These bones’, ‘Ice on the wing’ o el pequeño recuerdo de su etapa más ruidosa en ‘Weightless’. Probablemente nada que le quite sueño al inquieto buscador de nuevos sonidos, pero sí algo que puede reconfortar al que guste de las buenas melodías. Y, a veces, sólo basta con eso.