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No es novedad que el caos puede provocar encanto, que el desorden y la falta de preocupación puede terminar por ser, a fin de cuentas, una opción estética que transita por la desprolijidad para dar forma a una actitud. Quedó demostrado en los 90´s que la falta de ambiciones y limpieza sonora manejan un manual de estilo propio, escrito por bandas como Sebadoh, Guided By Voices o (una obviedad) Sonic Youth.

Hoy -y sin ánimos aparentes de revival, ni de nada- No Age nos entrega, después del celebrado EP Weirdo Rippers (2007, Fat Cat), el disco Nouns (2008, Sub Pop), un álbum de 12 temas en que transita campante por la baja fidelidad y el desorden refrescante de la espontaneidad del punk a dos manos. Un disco de guitarra-batería que con la distorsión al servicio del ritmo, y el ritmo sosteniendo la determinación y el desenfreno, melodías desesperadas se cuadran para que todo acabe en una fórmula insensible y ruidosa.

No Age es una banda de Los ??ngeles que si no fuera por eso, sería de Nueva York. Y si fueran de la Gran Manzana, sonarían a banda californiana. Eso porque este dúo, integrado por Randy Randal (guitarra) y Dean Spunt (batería/voz), logra una simbiosis de sonidos sin latitudes claras que termina perdiéndose en el mapa del indie-rock norteamericano. Aún así, el hecho de que sean editados por Sub Pop, y el logro de una producción más elaborada, no deja de ser sintomático; No Age es una banda repleta de fuzz y determinación, como los comienzos de Mudhoney, y claramente influida por el expresionismo rítmico y la espontaneidad indie de Sebadoh. Dos bandas-símbolo del sello que los acoge.

En poco más de treinta minutos (suficientes) No Age termina por despeinarse y entregar una ventolera sónica en temas como “Eraser” o “Here Should Be My House”, en que el dúo apunta directo al suelo con un sonido shoegaze ruidoso y melodías que se arrastran hiperventiladas por un punk caluroso. La misma tensión suena en temas como “Cappo” o “Minor”, en que el dúo se multiplica a sí mismo en capas de guitarras para lograr un power rock manejado por un ruido tan literal como figurado.

Nouns tiene momentos de mayor experimentalidad en temas como “Impossible Bouquet” o “Keechie”, instrumentales y de mayor candencia ambiental, en que aparecen sonidos programados y guitarras envolventes con gusto a Animal Collective. Y aunque son momentos que no terminan por convencer del todo, sí suponen un descanso en un disco que se apunta directamente como una necesidad para los adictos al desenfreno, para quienes se envician con la simpleza del rock descerebrado y excitado.