Publicado el 27 de marzo de 1991.

Pocos álbumes tienen la intensidad y belleza de Spiderland. El misterio nocturno que envuelve cada una de las seis piezas que lo constituyen es un elemento básico para entender buena parte de la música interesante que se gestó luego, y que llegó a conocerse como post rock. Iconoclasta, este disco rompe todos los esquemas conocidos a la fecha. Le debe más a Rachmaninov y a sus melodías intrigantes que a Led Zeppelin, y sus canciones podrían ser cuadros o relatos literarios.

Cada golpe de batería encuentra su espacio y máximo efecto, añadiendo tensión y brillo. Los temas de Spiderland tienen una mística atemporal que nunca termina de ser descifrada y que deja al auditor abstraído y ensimismado, sin aliento. Ésta funda toda una generación de músicos dispuestos a probar nuevas formas expresivas: en el uso de los tiempos, de los volúmenes y distorsiones. Escuchar este disco es oír el llamado de la selva, un grito primigenio y feroz que nos revela que la música es un rito y no un relleno.

‘Breadcrumb trail’, ‘Washer’ y ‘Good morning, captain’ son temas que te dejarán boquiabierto si aún no los escuchas. No sería raro, en todo caso: la banda comenzó a ser conocida una vez disuelta, hasta convertirse en culto de cultos y “clásico de clásicos”, para retomar las palabras de mi editor al encargarme esta reseña.

Si quieres saber de dónde salieron los arranques de energía de Mogwai o Sebadoh, mucho se lo deben a esta reconocida influencia. Es que Slint es un manjar exquisito y refinado, y, en la gran degustación del avant rock, Spiderland vendría a ser las galletas con caviar. Un disco grabado de noche, donde las improvisadas letras cuentan historias de naufragios y adivinas –cuando no piratas–, y las guitarras suenan hipnóticas y metálicas.

Las contribuciones al buen gusto de sus miembros no acaban aquí, es cierto. David Pajo, guitarrista del grupo, tocó en los álbumes Millions now living will never die y TNT, de Tortoise, antes de formar su proyecto solista, conocido como Papa M y luego colaborar con Stereolab y Zwan. Brian McMahan, por su parte, fundó The For Carnation, con excelentes canciones que recuerdan mucho –era que no– a Slint. Britt Walford pasó a tocar batería con The Breeders y grabó con ellas el disco Pod. Ethan Buckler fundó King Kong, un grupo que ha editado varios LPs para Drag City. Además, Slint actuó de banda de apoyo para Will Oldham en There is no one that will take care of you, el primer opus de Palace Brothers.

Una escena nació con ellos en su ciudad de Louisville, Kentucky, Estados Unidos. De ahí surgieron bandas como Rodan, June of 44, Gastr del Sol y The Sonora Pine. Incomprendidos en su época, estos músicos dejaron un legado esencial para los tiempos futuros.