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Tras dos álbumes impecables que redefinieron la electrónica con una pulcritud y un amor por el detalle a toda prueba, el dúo de Nueva Orleáns, Telefon Tel Aviv, vuelve con un disco de remezclas llamado simplemente Remixes Compiled. Éste reúne remixes realizados a lo largo de la carrera del grupo, a comenzar por su labor con Trent Reznor, quien los lanzó al estrellato.

Joshua Eustis y Charlie Cooper realizan sus acrobacias estilísticas de siempre (el quiebre oportuno, la sección de cuerdas conmovedora, el beat imparable) y esgrimen sus trabajos para otros a modo de un impecable currículum que incluye desde Nine Inch Nails y su música post-industrial, hasta Bebel Gilberto y su neo bosanova (valga la redundancia).

La elegancia del gesto y lo preciso de la post producción aplicada por Eustis (de oficio compositor contemporáneo) y Cooper (de un instinto techno ambient muy sensible) marcan cada uno de los temas. No los adornan, se los apropian. Cada una de las composiciones parece firmada por ellos. Ninguna desentonaría en Fahrenheit Fair Enough (Hefty, 2001) o Map of What is Effortless (Hefty, 2004), sus discos previos.

Los puntos fuertes son, lejos, la versión de ‘Asleep On The Wing’ de Marc Hellner (de quien produjeron su debut solista), un tema intenso como pocos en esta década, y los remixes a Slicker y John Hughes III (el mismo hombre con dos apodos distintos, el patrón del genial sello Hefty de Chicago). El soul y la electrónica de TTA, más algo de jazz, se apoderan, también de American Analog Set y de Apparat.

Con Remixes Compiled, Telefon Tel Aviv no sólo exhibe uno de sus mejores discos a la fecha (ya es mucho decir), si no también confirma porqué se ha ganado el respeto y admiración de artistas de renombre. Ahora le toca al gran público apreciar estos temas y juzgar si acaso se merecen ser nombrados como uno de los proyectos más interesantes del nuevo siglo. En cualquier caso, si se les ha requerido con trabajos por encargo, es debido a la obsesión que tienen por la “micro-edición” (amplían las canciones para tener control sobre cada nano-segundo) y por su amor por los “sonidos de diseño”, manufacturados con el mismo cuidado con el que lo haría un buen diseñador gráfico con sus composiciones en imágenes.