The Good The Bad & The Queen – The Good The Bad & The Queen (Parlophone / Virgin / EMI) Guillermo Tuppermarzo 5, 2007Discos20 comentarios Si existe un músico innovador dentro de esa camada de bandas deudoras de la tradición del rock inglés llamada brit pop, es Damon Albarn. Mientras los hermanos Gallagher aún sueñan con repetir la mitad de la luminosidad de sus primeros trabajos y Jarvis Cocker tuvo que pasar por un ostracismo de cinco años antes de lanzar un disco a su altura, Albarn decidió cambiar el ropaje de frontman frívolo por la de investigador hiperkinético y con múltiples alteregos: el héroe virtual desdentado en Gorillaz, el explorador de ritmos africanos en su disco solista Mali Music y el de productor de vanguardia capaz de obsesionarse en subgéneros tan específicos como la electrónica islandesa. Si muchos han catalogado a Albarn como el “camaleón” de su generación, sus distintas aventuras no siempre fueron sinónimo de buenos resultados. Siendo honestos, ¿cuándo fue la última vez que una canción del ex Blur logró emocionarnos y/o ocupar un lugar de privilegio en nuestros rankings mentales y/o prender una pista de baile? Desde la hermosa ‘Tender’, de 13 (Food/Virgin, 1999), el último disco de Blur con Graham Coxon, que Albarn más parecía un productor preso de su propia racionalidad que un cantautor capaz de conmovernos. Ya era una costumbre al abordar sus nuevos y disímiles proyectos, que la sensación fuera la misma: sobraba perfección, arreglos medidos y la ambición de dar un paso al frente y experimentar. Lo que escaseaba era esa “alma” de compositor, la misma que, con mucho menos pirotecnia, había dado origen a varias de las mejores canciones del pop británico de los’90. Atendiendo eso, The Good The Bad and The Queen aparecía como una instancia histórica para redimirse. Rodeado de una mega banda de ilustres “ex” (Paul Simonon – The Clash-, Simon Tong –The Verve- y Tony Allen –Fela Kuti-) y el productor más exitoso de los últimos años -Danger Mouse-, Albarn retornaba al anhelado papel de frontman y compositor de una banda como tal. Y, oh, sorpresa, lo hacía lleno de pesimismo. El disco se concebió bajo un concepto similar al que, hace años, dio vida a The Great Escape (Food/Virgin, 1995): letras desencantadas acerca de un Londres donde no queda otra que tomar mientras todo pasa (‘Herculean’) o llorar por las promesas de juventud incumplidas (’80’s life’). Ya no estaban los estribillos gancheros de Gorillaz, sino una opera sombría construida en base a un estado de desazón inalterable. Es cierto: a Albarn se le vuelven a ver los nervios. Pero, igualmente, deja frío. The Good The Bad and The Queen confronta en poco menos de cuarenta minutos los dos polos creativos de Albarn en un disco al que es imposible no concebir como una sola canción dividida en doce partes. Por un lado, el genio capaz de facturar melodías impecables al tiempo que despotrica contra su entorno (‘Kingdom of Doom’ y la muy beatlesca ‘Green Fields’). Y, por otro, el tipo ensimismado que más parece conformarse con proponernos nuevos caminos sin reparar en la falta de matices (‘Nature Springs’). Si Damon se inspiró en el espíritu de clásicos como London Calling, el objetivo se queda a medias. Pese a que varias de las canciones superan con largueza las de ese paso en falso que fue Think Tank (Virgin, 2003), hay otras que se hunden dentro de su propia monocordia (‘Three Changes’). Y el resultado no es otro que disparejo. Es difícil evaluar el debut de The Good, The Bad and The Queen sin saber si se trata de un proyecto que sobrevivirá otro disco. Por el momento, es otro paso más de Albarn. Y lo que se lamenta tanto no son sus vacíos, sino el cómo podemos abordarlo sin volver a fruncir el ceño. Porque hace rato que el tipo se puso demasiado serio como para seguir esperando un destello de frescura a lo Parklife.