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Publicado en 1968

Es increíble la forma en que el único disco de los United States of America nos remite inmediatamente a su época. Vienen a la mente la sicodelia de Love, la experimentación de The Velvet Underground y los comienzos de la electrónica. Pero no es solamente desde un punto de vista musical; las letras también van acompañadas por una aguda crítica a la conservadora sociedad estadounidense. ‘The american metaphysical circus’ fue interpretada como una muestra del descontento por la guerra de Vietnam (“Many customers whose appetites are queer/Or for those who wish to pay/There are children you can bleed”), pero en la actualidad revive como un grito contra el modelo capitalista imperante. Ese es el primer track, que comienza por una introducción de big band destemplada, casi caótica, tal como veían estos genios al establishment de la época.

Una de sus canciones más recordadas es ‘Hard coming love’, donde hacen gala de su ramillete de máquinas, sintetizadores e inusuales cuerdas, una parafernalia que hace difícil recordar que esta banda prescindió de la guitarra eléctrica sin dejar de hacer rock. En vez de eso, usan el violín con genialidad en canciones como la irónica ‘I won’t leave my wooden wife for you, sugar’, que reitera su crítica a la vida de la clase media, con un monótono movimiento de orquesta hacia el final. La introducción lírica polifónica -en latín- que acompaña a la sicodélica ‘Where is yesterday’ logra descolocar a quien la escuche, para luego dar rienda suelta a uno de los momentos más lisérgicos de la producción. Tampoco lo hace mal ‘The garden of earthly delights’, un paseo por el tiempo y el espacio, cuyo título fue sacado del cuadro de cierto pintor. ¿Qué banda tan arty no? Más artistas si le sumamos la melosa ‘Love song for the dead Che’, cantada por la placentera voz de Dorothy Moskovitz.

Pero de ese ensueño despertamos con la breve ‘Stranded in time’ que nos desvía a un pop que bien podrían haber cantado The Beatles, para dar paso a la rockerísima canción final ‘The american way of love’ que contiene tres alucinantes partes muy marcadas. “How much fun it’s been!???, dicen hacia el último segmento en un mensaje que termina mezclado con trozos de las demás canciones del disco. Esa exclamación parece ahora un vaticinio del abrupto final, antes de terminar el año, de este grupo que mezclaba arte, experimentación y sicodelia de tal forma que, a pesar de su corta existencia, en forma de debut y despedida se transformó en todo un disco de culto.