Aunque sigue siendo unas de las principales causas motrices de la creatividad y el consumo, el R&B comienza a sufrir los devastadores efectos de la crisis de la industria discográfica. Una crisis que tiene tanto que ver con el desgaste de una fórmula en pos de hacer más rentable el negocio, como con el evitar la consagración de referentes que se desarrollan al margen de esta industria, opacándolos ante la grandilocuencia de sus superestrellas. A esto habría que sumar el giro que el R&B ha dado en los últimos dos años, dejando a un lado sus orígenes urban y decididamente sexies, para enfilar hacia un house de cuarta categoría de la mano de personajes como Will.i.am o David Guetta, en desmedro de The Dream, The Neptunes, Rich Harrison o “Tricky” Stewart, responsables de los mejores hits que el género vio durante la década pasada.

En este contexto, la irrupción en la escena del joven Abel Tesfaye – The Weeknd, de aquí en adelante – más que provocar extrañeza por su inusual y fulminante éxito (facilitado gracias a las redes sociales y una que otra ayuda del rapero Drake), produce una sensación de honesto alivio y entrega una luz de esperanza para el género. Reciclando las mejores ideas de la electrónica actual (allá un sub-bajo dubstep, por acá un sintetizador chillwave e incluso un elegante uso del autotune), la interpretación de The Weeknd está más enfocada en devolver sensualidad al género que en sorprender por su amplio registro vocal, más cerca de la fenecida Aaliyah que de Rihanna o Ciara. La andrógina voz de Tesfaye, es el perfecto complemento para las cachondas y exquisitas bases que corren a lo largo de House of balloons (Autoedición), su álbum debut de libre descarga.

Sin importar que beba de Siouxsie & The Banshees (el hitazo “House of balloons – Glass table girls”), Beach House (“The party & the after party”: pura melancolía negra) o se sumerja en un halo de misteriosas programaciones (el cierre con “The knowing” parece sacado de una versión blaixplotaion de Twin Peaks), con House of balloons The Weeknd sale vencedor, sin necesidad de caer en clichés o golpes de efecto facilistas.

La promesa de dos álbums más en los próximos meses, además de mantener la expectación, parece confirmar que el R&B aún tiene algunos trucos bajo la manga. Y que todavía, por extraño que parezca, se pueden hacer discos que tengan como fin específico “calentar”. ¿El mejor ejemplo de ello? Revisen en Vimeo cuántos videos no-oficiales se han realizado para “High for this”, tema que abre el disco y cota más alta de House of balloons: si éste no invita a algo que no sea tener sexo, puede que algo no funcione bien en sus organismos.

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