Aunque para algunos no sea un nombre conocido, Vicente Palma viene haciendo ruido desde hace tiempo en el under capitalino. Si con su proyecto Napalm y Los Matemáticos (del que también formaron parte integrantes de Las Olas y Playa Gótica) exploró el ala más oscura del post-punk, como DJ y bajo el alias de DJ ViVi ha profundizado esta veta, ampliándose hacia el dub y la música industrial.

En su debut en solitario, apoyado en las mezclas y la grabación por Julio Pablo Moyano de Fredi Michel, las intenciones son planteadas ya desde su portada: en la que parece una postal de cualquier plaza después de la hora de acostarse, la obra del artista Jojo Salazar muestra un grupo de jóvenes amontonados sobre una banca, disfrutando de la noche y luciendo, al mismo tiempo, amenazantes. Si la imagen fuera capaz de emitir sonido, seguramente escucharíamos de fondo el eco de algún reggaetón o cumbia mezclándose con los ruidos de una ciudad a medio dormir.

Es precisamente a ese imaginario sonoro al que se recurre en este EP: tomando como basé rítmica al reggaetón y la bachata (en “Pato malo”, por ejemplo, las percusiones están armadas a partir de timbales y congas, muy habituales en estos géneros), Palma construye sobre ellas piezas que remiten en muchas ocasiones a los estilos que desarrolla en su faceta de DJ (los bajos de “Congoman” recuerdan a The Slits desde el primer momento), alejándose por completo de los géneros más habituales que se bailan actualmente en la capital. Y más que eso: acá Palma ha demostrado que es en la sinergia de distintos géneros donde se encuentra la fortaleza no sólo de este trabajo, sino de la música bailable producida en Chile. Si bien esta es apenas la tercera referencia del sello nacional Discos Pato Carlos (comandado por Ale Paz, Diego Morales y Andrea Paz), el camino que han decidido tomar es el correcto: mostrar que en nuestro país hay música bailable más allá del house y el techno.