Warhaus es un tipo extravagante. Maarten Devoldere, también frontman del grupo belga Balthazar, concibió “We fucked a flame into being” navegando en un bote donde instaló su estudio. En el making-of del disco, aparece grabando una trompeta a la intemperie bajo un puente y remojando la garganta en alcohol para tener una voz lo más Leonard Cohen posible. En sus mejores canciones, como la absolutamente irresistible “Leave with me” o la muy Goldfrapp “The good lie”, lo acompaña Sylvie Kreusch, una presencia que derrite y un hallazgo en sí misma. Por su aura bohemia, Warhaus evoca glamour. No sería raro escucharlo en algún futuro comercial de perfume.