David Stubbs
Caja Negra, 2015
455 páginas
www.nuevaltamira.cl

Hay libros que tienen el poder de hacerte viajar en el tiempo. En el caso de Future Days: El krautrock y la construcción de la Alemania moderna, para mí fue como volver a 1994, cuando nombres como Can, Neu! o Faust se repetían en las reseñas de nuevas bandas tipo Disco Inferno, Stereolab o Tortoise, Internet aún sonaba como tecnología de la NASA y uno absorbía como esponja toda la información musical posible en conversaciones con amigos, visitando tiendas de discos o leyendo cada revista especializada a la que podíamos echar mano.

Por eso se agradece la existencia de un volumen tan bien documentado como éste, que permite complementar lo que ya sabemos o servir como perfecta introducción a uno de los períodos más fascinantes de la música del siglo XX. A lo largo de 12 capítulos, David Stubbs reconstruye la historia del rock experimental facturado en Alemania desde fines de los 60 a fines de los 70, bandas influyentes y revolucionarias que a día de hoy siguen siendo mucho más conocidas fuera de su propio país, en aquel momento inserto en un agreste contexto sociopolítico: terminaba la década de los 60 y Alemania todavía cargaba con el estigma del nazismo, las heridas de la Segunda Guerra Mundial seguían doliendo y, lo que es peor, corrían el riesgo de volver a abrirse, ya que muchos antiguos miembros del Tercer Reich seguían esparciendo su ideología desde puestos políticos o académicos. Musicalmente, la situación tampoco pintaba muy bien: aparte de la diminuta escena free jazz o los reducidos círculos dedicados a la música contemporánea, los rankings eran dominados por un pop acartonado, banal y escapista conocido como Schlager, similar en espíritu a nuestra Nueva Ola, si me apuran. En la vereda del frente, los grupos que se atrevían a salir de la norma solo se limitaban a copiar al pie de la letra los postulados de la psicodelia y el rock/blues de raíz angloamericana, transmitidos casi por osmosis por la presencia de tropas norteamericanas y británicas, destinadas en Alemania como parte del Programa de Recuperación Europea, más conocido como Plan Marshall.

La inquietud por romper ese statu quo logró canalizar la frustración de las mentes inquietas de Alemania en una manera similar a la que llevó a Ramones a liderar, años más tarde, una nueva revolución en el rock: si no encuentras en ningún lado la música que te gusta, hazla tú mismo. Dieter Moebius (Cluster, Harmonia) lo recuerda así: “Como jóvenes, no estábamos muy orgullosos de ser alemanes. El movimiento del krautrock surgió porque estábamos todos cansados de escuchar mala música alemana e imitaciones de la música norteamericana. Algo tenía que cambiar”.

Más que un movimiento —aunque el autor se empeñe en usar el término —, lo que conocemos como krautrock se desarrolló como una serie de escenas paralelas entre las principales ciudades de Alemania, la mayor parte del tiempo independientes entre sí, más allá de que coincidieran en algún festival o programa televisivo, tal como rememora el capítulo introductorio (léelo completo acá), en donde una presentación compartida entre Can y Kraftwerk —debutantes ambos— dejó en evidencia el enorme torrente creativo que empezaba a salir del subsuelo teutón. Un verdadero big bang televisado. A partir de ahí, se entrelazan las historias de los grandes nombres de esa década (Amon Düül II, Can, Neu!, Kraftwerk, Harmonia, Ash Ra Tempel, Popol Vuh), los necesarios integrantes de la segunda división (Agitation Free, Guru Guru, Xhol Caravan o los oscurísimos Limbus), las conexiones con contemporáneos atentos como Brian Eno, la influencia innegable en la generación post punk y el nacimiento y declive de muchos de estos proyectos mientras la sociedad alemana se consolidaba como la conocemos. Hay anécdotas impagables por montones, entre ellas la tirria infinita que produce en los músicos de esa generación el ser agrupados bajo una etiqueta que nadie sabe dónde ni cuándo fue inventada; se describe la constante percepción de Kraftwerk como cuatro tipos con una actitud demasiado estudiada como para ser tomados en serio; se revela la extraña génesis de Faust como un proyecto financiado por Polydor y luego por Virgin Records, quienes rescindieron sus contratos al no obtener los resultados esperados y obligaron a la banda a pasar pellejerías tragicómicas —debieron sobrevivir varios meses comiendo alimento para perros—, o las diferencias creativas que llevaron a la disolución de Harmonia, cuando Michael Rother intentó dar a la música del trío un enfoque más pop, que fue rechazado sin más por Dieter Moebius y Hans-Joachim Roedelius.

Con una prosa ágil y entretenida, David Stubbs nos atrapa desde la primera página de este libro que realmente es difícil dejar de lado. La historia está reconstruida de forma tan precisa, tan objetiva, que el deseo de pasar página tras página es irresistible, aunque tengas mil cosas más por hacer. Si pensabas que Krautrocksampler, de Julian Cope, era lo máximo que leerías sobre el rock alemán de los 70, hazte con este libro cuanto antes. La satisfacción está garantizada.

Future_Days pdf corregido para autorizartFuture days: El krautrock y la construcción de la Alemania moderna está disponible en librería Nueva Altamira, ubicada en Las Urbinas 23, local 64, Galería Drugstore, Providencia y en su sitio web www.nuevaltamira.cl