La dama del neo soul debutó en nuestro país en tiempos de estallido social y represión: Te esperamos muchos años, Erykah.

Erykah Badu es un emblema para la música ligada al soul, jazz y hip-hop. Activa desde mediados de los 90 con el genial Baduizm (1997), sus discos nos han acompañado como un mantra, un cántico profundo que puede remitir a la pausa, o al desborde de energía y lucha. Amor, hedonismo, excentricidad, controversia, activismo. Todo esto y más tiene cabida en la discografía de la artista de Dallas, Texas, que llegó a nuestro país el mismo día del cumpleaños de su primer hijo Seven, fecha que además coincide con la publicación de Live (1997), álbum en vivo que sirvió de complemento para el recordado Baduizm. Hitos que se suman a la situación de nuestro país, convulsionado por el estallido social, la represión y el despertar ciudadano.

Como voz autorizada en la tradición de la música negra, Badu en directo recrea un certero abanico de varios de sus álbumes. No hay énfasis en alguno en particular, ni tampoco parece estar preocupada de montar un show de grandes éxitos. El solo hecho de que tras una hora de retraso aparezca y se instale frente al micrófono en el Movistar Arena, es señal de que estamos frente a algo grande. Sin embargo, todos esperamos a nuestra Badu favorita, cuyos temas pueden ser extraídos de Baduizm (1997), Mama’s gun (2000) o New Amerykah part one (2008). Quizá algunos, los más jóvenes, se sienten más cercanos a But you caint use my phone (2015), en el que abordó el formato mixtape y se acercó como nunca a los sonidos modernos del R&B. Otros quieren ver a la Erykah más aguerrida, la de frases como “Stay woke”, que por estos días nos hacen mucho sentido.

Temas inaugurales como “Hello” sirven como certeras aproximaciones, pero también nos conectan con la Badu más actual, en medio de arreglos generados por una banda de apoyo que no le teme al ritmo, mucho menos a la improvisación, y que lo cubre todo con una especie de humedad. Algo siempre a media luz, sin perder el delirio, una cosa muy Badu. Los fans más longevos gozan con canciones como “Apple tree”, “On & on” o la delicada y extensa “Other side of the game”, joyas en el anecdotario de Baduizm, que el público acoge con un entusiasmo que a ratos se nota contenido, pero que lentamente decanta en algo muy parecido a una celebración. Erykah, con amor y música, por momentos nos hace olvidar las atrocidades de las últimas semanas.

Fueron muchos años esperando esto. Avanzado el show y tras piezas como “Love of my life”, la audiencia se emociona, grita y se alborota, especialmente cuando la cantante muestra su faceta más cercana a leyendas como Sly Stone o Stevie Wonder. Más tarde y sin pausa nos remite al hip-hop con la inesperada “Soldier”, que Badu intentó conectar con nuestra crisis, demostrando interés y solidaridad con el pueblo chileno. “Hay muchas formas de luchar, esta es la nuestra”, dijo. “Didn’t cha know”, otro de sus himnos, aparece también de pronto para recordarnos las bondades de Mama’s gun y el genio de J Dilla.

Hay Badu para todos. Casi al cierre suena la festiva “Bag lady”, ya con una Erykah muy cercana al público, que esta vez solo llegó a rendirle culto. Pese a que por momentos la espontaneidad de la cantante pueda confundirse con falta de cohesión, su carisma y atrevidos atuendos se conectan naturalmente con una voz inconfundible, un registro de Lady Day con coartada hip-hop que nos propone el mejor playlist de algo parecido al blues, rap, R&B, nuevo soul o jazz. Jill Scott, Solange, Bahamadia, Georgia Anne Muldrow, India.Arie. Todas ellas y más pueden estar representadas esta noche, una jornada para recuperar el aliento y seguir de pie.

Fotografías: @camiloponcegonz. Cortesía Transistor.